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La mujer y la costura: comentario de una fotografía

07-09-2022


La mujer y la costura: comentario de una fotografía

Como sabes, el Proyecto Educativo-Museístico de Puçol tiene como razón de ser la salvaguardia y difusión de la cultura tradicional de nuestro entorno. Dentro de este gran proyecto, desarrollamos actividades basadas en la recuperación de bienes materiales e inmateriales (donaciones, inventario, conservación, recuperación de la memoria oral…) y su difusión (visitas guiadas, exposiciones, talleres, publicaciones…).


La recuperación de testimonios orales es una actividad habitual en el proyecto, la llevamos a cabo año tras año, prácticamente desde los inicios del museo escolar; pero, en esta ocasión, hemos incluido la novedad de incidir en ciertos aspectos relacionados con los últimos temas de investigación del museo, como son los cambios producidos en el campo a raíz de su mecanización o el papel de la mujer en el medio rural. Así, siguiendo la estela de este segundo tema, hemos preguntado a nuestras entrevistadas -mujeres mayores de sesenta años de Puçol y partidas colindantes- sobre el papel de la costura en general y el del aparado, en particular.


Si nos centramos en las mujeres de nuestro entorno nacidas con anterioridad a los años sesenta, en mayor o en menor medida, casi el 100% ha confeccionado ropa en una de estas máquinas y/o ha trabajado con ella, ya sea para elaborar prendas de ropa o calzado.


La fotografía que mostramos, por la cual se escribe este artículo (donada por José Juan Alicante Sánchez) nos habla de muchas cosas en torno a la máquina de coser. Se trata del escenario de un curso de enseñanza de la Singer, en lo que parece ser un local lleno de máquinas de coser de pedal, con mujeres y niñas trabajando en ellas. A raíz de la invención de la máquina de coser Singer en 1850 (un gran avance en beneficio de la mujer, puesto que la máquina le permitía no tener que hacerlo todo a mano), fue habitual la aparición de escuelas-taller dirigidas a mujeres y niñas, tanto en el ámbito rural como el urbano.


Desconocemos la fecha exacta de la instantánea, pero es posible, a través de ciertos elementos de la fotografía, dar una datación aproximada. En el centro de la imagen, en último término, cuelga un retrato de gran formato del rey Alfonso XIII. La imagen no tiene la nitidez suficiente como para poder identificarla, pero, a través de la postura del cuerpo, hacia dónde dirige la mirada, la posición de las manos y las galas que viste, es muy similar al lienzo del monarca que realizó el pintor Tomás Martín Rebollo en 1915 para la Dirección General de Bellas Artes. Gracias a este detalle podemos saber que la fotografía fue tomada posteriormente al año 1915 y antes de 1931, año en el que se proclama la Segunda República. También los peinados y las ropas de las mujeres presentes, sumado a todo lo anterior, nos permiten llegar a la conclusión de que se trata de los años veinte del siglo XX.


Continuando con la fotografía, en un primerísimo plano tres niñas de muy corta edad juegan ya con pequeñas máquinas de coser, la antesala de lo que será, en parte, su vida doméstica y laboral. Es en el plano central donde vemos a las estudiantes del curso, cada una en su faena, confeccionando alguna prenda. Cabe destacar la presencia, en las filas intermedias, de unas cuantas niñas, quizás de no más de diez años, también aprendiendo a utilizar la Singer. Era más que habitual que niños y niñas abandonaran la escuela a edad muy temprana. Lo cierto es que muchas mujeres ilicitanas, desde bien jóvenes, aprendieron a utilizar las máquinas de coser/aparar, incluso de niñas. Muchas aprendían en casas particulares, de la mano de amigas, vecinas y/o familiares.


En este punto nos resulta interesante hablar del testimonio de una de nuestras entrevistadas, que tuvo que dejar el colegio con diez años para aprender a aparar y a trabajar en ello. Nos hemos encontrado con opiniones de todo tipo: desde la que comenta que la tarea del aparado fue una liberación para la mujer, que dejaba de trabajar noche y día en el campo, en el exterior, pasando frío y calor; hasta la que asegura que era pura esclavitud, puesto que la mujer seguía cuidando de su casa, de sus animales (en caso de que tuviese, de que viviese en el campo), de los hijos e hijas, de los abuelos/as y/o suegros/as…


Para terminar el análisis de la instantánea, vemos, por último, junto a la pared y de pie, los que posiblemente sean los dueños de la empresa. Entre ellos, dos mujeres, las que es muy probable fuesen maestras de las alumnas presentes.


Múltiples son los muestrarios de bordados que conservamos en el museo, así como revistas y libros de aprendizaje de “corte y confección” y las propias máquinas de coser y de aparado, fundamentales de nuestra historia reciente en general y de la historia del salto de la mujer al mundo laboral, en particular.


Autores: Marian Tristán y Borja Guilló, coordinadora y técnico del Museo Escolar.

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